Precalienta el horno a 180 ºC.
Dispón las rodajas de patata en una fuente de horno pequeña, formando dos filas. Las rodajas deberán estar las unas sobre las otras, formando como una especie de rampa o escalera. No las pongas ni muy rectas ni muy planas, sino inclinadas.
Para preparar la bechamel, pon a calentar al fuego medio en una sartén la mantequilla. Cuando esté derretida, añade la harina y, con la ayuda de unas varillas, remueve sin parar hasta que la harina haya absorbido toda la mantequilla. Poco a poco ve añadiendo la leche, sin dejar de remover, para que no se hagan grumos. Baja a fuego lento y deja que la bechamel espese, aproximadamente 5 minutos.
Cuando la bechamel esté cremosa y densa, aparta del fuego la sartén y agrega unos dos tercios del queso rallado, removiendo para que se integre. Si queda muy espesa la mezcla, añade más leche. Debe ser cremosa. Incorpora el ajo picado y sala al gusto.
Vierte la bechamel sobre las patatas y hornea unos 45 minutos, hasta que las patatas estén tiernas y la bechamel, espesa.
Añade entonces sobre la superficie de las patatas el resto del queso rallado, bien repartido. Enciende la función de grill o gratinado del horno y deja que se gratine entre 3 y 5 minutos, hasta que el queso empiece a tostarse (pero no quemarse). Sirve con perejil fresco picado.