Cómo superé un TCA y encontré el equilibrio

El otro día publiqué una entrada en Instagram sobre los motivos por los que comencé Avena y Aguacate y vuestra respuesta fue abrumadora. Muchas gracias por vuestro cariño. Algunos me escribisteis para preguntarme cómo superé mi trastorno de la conducta alimentaria, así que he decidido escribir una entrada para contarlo.

La mayoría de la gente se sienta ante un plato de comida tres veces al día, a solas o rodeada de sus seres queridos, sin preocuparse por calorías, nutrientes o número de ingestas. Pero, durante un tiempo, esto no fue así para mí: la comida dominaba mi vida en todos los sentidos.

Aunque ya he tratado este tema con anterioridad, tengo que reconocer que hasta hace poco (y gracias a Instagram) no me he dado cuenta de verdad de CUANTÍSIMAS chicas tienen una relación insana con la comida y, sin ser conscientes, sufren trastornos de la imagen corporal, de la conducta alimentaria u ortorexia (obsesión con la comida saludable).

Y es que, en mi opinión, existen muy pocos recursos a disposición de quienes sufren trastornos alimentarios, pero abundan aquellos que los fomentan. Cuando me di cuenta de que sufría un trastorno de la conducta alimentaria, no sabía a qué recurrir. Desconocía si lo mío tenía nombre, cómo solucionarlo, si había alguien más a quien le sucediera lo mismo. Se lo conté a mi madre y a mis amigas, pero es verdad eso de que nadie lo entiende si no lo sufre.

Por eso, si ahora eres tú la que está pasando por esto, quiero decirte que no puedes perder la esperanza. Tienes por delante una vida entera de felicidad y equilibrio, en la que desaparecerán todas tus inquietudes y preocupaciones sobre la comida o sobre tu físico. Hace tiempo que dejé de contar calorías, de planificar cada gramo de comida y de subirme a la báscula (y eso no es nada fácil para una personalidad tan planificadora y calculadora como la mía). Ahora me centro en tomar alimentos que sean nutritivos y en comer solo cuando tengo hambre y la cantidad que me pide mi cuerpo (que tampoco es fácil, después de tanto tiempo sin saber escuchar a mi organismo).

Los trastornos alimentarios no se sufren por decisión propia, sino que son resultado de situaciones tales como periodos de estrés, cambios importantes en tu vida, el entorno o la cultura de la dieta. Sin embargo, es crucial saber que los trastornos alimentarios no tienen su origen en la comida en sí, sino que tienen un trasfondo psicológico. Mi TCA se origina en una muy baja autoestima arrastrada desde la adolescencia, pero comenzó a cobrar forma cuando empecé a moverme en un entorno social tremendamente competitivo y que fomentaba a diario la comparación con otras mujeres: nunca era lo suficientemente buena, lo suficientemente guapa, lo suficientemente delgada. Así que culpaba a mi físico de todos mis fracasos. Y la culpa de mi físico debía de ser de la comida.

No conseguí superar mi trastorno alimentario hasta que supe llegar a la raíz de lo que estaba causándolo. Primero, me salí de ese entorno que tanto daño me causaba, aunque supusiera renunciar a una de mis mayores pasiones; es importante saber soltar lastre, porque lo primero es siempre una misma. Luego me di cuenta de que mi cuerpo es valioso por lo que puede hacer y no por cómo es… o, mejor dicho, por cómo creo yo que es. Porque el último paso fue descubrir que mi percepción de mí misma era radicalmente distinta a la que tenían los demás de mí.

Y fue entonces cuando dejé de prohibirme alimentos, porque son simplemente eso, alimentos. Cuando dejé de odiarme, de maltratarme y de desear ser otra. Cuando me quité ese peso de encima y empecé a vivir de verdad en libertad.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

*

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.